La Gran Invocación es una plegaria mundial traducida a más de 75 idiomas y dialectos. Es un
instrumento de poder para ayudar a que tenga plena expresión el plan de Dios en la tierra.
La belleza y la fuerza de esta invocación residen en su sencillez y en que expresa ciertas
verdades esenciales, que todos los hombres aceptan innata y normalmente:
Por medio de la meditación, la plegaria y la invocación, las divinas energías pueden ser
liberadas y llevadas a la actividad. Los hombres y mujeres de buena voluntad de muchos
credos y naciones pueden unirse en un servicio mundial trayendo valor y fuerzas espirituales a
un mundo atribulado. Tienen el poder de afectar los acontecimientos mundiales a través de la
invocación enfocada y unida. El conocimiento de este hecho, científicamente aplicado, puede
ser uno de los grandes factores liberadores de la humanidad.
Nadie puede emplear esta invocación o plegaria para evocar iluminación y amor sin causar
poderosos cambios en su propia vida, actitudes y propósitos. «Como un hombre piensa en su
corazón así es él».
El efecto de la invocación y la plegaria individual en la demanda de luz y amor, se acrecienta
inconmensurablemente cuando existe un reconocimiento consciente y una relación mental
diaria con quienes pronuncian la Invocación cuantas veces deseen en el momento oportuno.
El vínculo establecido cada día a través de esta invocación mundial formará un triángulo
iluminado. La unión de la fuerza conjunta de individuos y grupos enfoca la potencia de esta
plegaria de tal modo que forma alrededor del globo terráqueo una red de luz y amor que
ayudará a detener las fuerzas del mal que invaden el planeta. (Tomado parte del blog meditación de
plenilunio)

Origen
Alice Bailey fue una esoterista y escritora inglesa cuyo nombre de soltera fue Alice Ann la Trobe-Bateman, nació en Manchester (Lancashire) el 16 de junio de 1880. Y murió a los 69 años de edad, el 15 de diciembre de 1949.

Perteneció en su juventud al Centro de la Sociedad Teosófica de Los Ángeles (Estados Unidos), de la que luego se separó para actuar con más libertad de acuerdo a sus propios puntos de vista y a las enseñanzas que le impartieron dos Maestros de la Jerarquía Oculta. Bailey escribió diversos libros, como por ejemplo “Iniciación humana y solar” o “Tratado de magia blanca”. En ellos sostiene que existe una organización formada tanto por seres humanos vivos como por otros que ya han fallecido, que se reúnen periódicamente en planos no físicos para trabajar en bien de la humanidad. En este sentido, fundó una entidad (la “Escuela Arcana”) sin ánimo de lucro cuya sede central está en Ginebra (Suiza). En su Autobiografía Inconclusa, uno de sus libros que puede encontrarse en español, ella menciona que tuvo su primer encuentro con el Maestro Koot Hoomi el 30 de junio de 1895, cuando contaba tan sólo 15 años de edad y en circunstancias en que las dificultades y el sufrimiento la rodeaban por todas partes. Desde entonces trabajó durante toda su vida para él, llegando a ser una de las discípulas más avanzadas de su grupo o Ashrama. Por otra parte como el Maestro Djwhal Khul, conocido D.K. o El Tibetano, inspiró y dictó sus libros por medio de la facultad denominada clariaudiencia, que poseía Alice Bailey en marcado grado.

El contacto con este instructor se mantuvo durante cerca de treinta años. Y fue este maestro de luz, quien dictó a Alice Bailey la plegaria de la gran invocación. Partiendo de un pasado Británico conservador, la vida condujo a Alice Bailey por muchos caminos, pero siempre en una dirección: el momento en que, a través de drásticas experiencias personales, logró la síntesis de apreciación y entendimiento, y una absoluta convicción de que una única vida divina compenetra y anima a la humanidad una; de que el plan para la humanidad requiere de la colaboración y el servicio de
entrenados y dedicados seres humanos inteligentemente informados de los asuntos del mundo, en colaboración con aquellos que forman la Jerarquía espiritual, el gobierno interno del planeta. El trabajo de su vida llegó a ser parte integral de esta síntesis y de este entendimiento. Sin perder en lo más mínimo sus cualidades y compromisos muy humanos, su alma asumió el compromiso con su Maestro, y su personalidad suministró la cooperación total en el campo del servicio aceptado. Básicamente su trabajo se desarrolló como una dualidad: su servicio de discipulado, que incluyó la fundación de una escuela
esotérica; y su acuerdo, al cual fue reluctante en un principio, de trabajar con el Tibetano, Djwhal Khul, en la escritura de una serie de libros que presentarían la etapa siguiente en la continuidad de la enseñanza de la Sabiduría Perenne destinada al presente y futuro inmediato. Alice Bailey, algo reticente, aceptó emprender su propia autobiografía, hacia el final de su vida. Lo hizo decidir finalmente a escribir sobre su vida fue la carta de un amigo que, según nos dice, sentía que “podía prestar un gran servicio si explicaba a la gente cómo había llegado a lo que soy, siendo de utilidad saber de qué manera una activa y rabiosa cristiana ortodoxa llegó a convertirse en una muy conocida instructora esotérica.” Actualmente, junto con Annie Besant, Alice es considerada como un claro precedente. (Tomado parte de studylib.es)

Es decir que el origen de la gran invocación es decididamente jerárquico, proviene desde la
jerarquía espiritual planetaria o de ese conjunto de maestros de compasión y sabiduría, de los
cuales el instructor del mundo es uno de sus guías fundamentales llamado Cristo por los
cristianos y con otros nombres en diferentes tradiciones religiosas y filosóficas de nuestro
mundo moderno.

El Amor es el poder motivador del Universo; la verdad de que vino a la tierra una gran
individualidad, llamada Cristo por los cristianos, que encarnó ese amor para que pudiéramos
comprenderlo; la verdad de que el amor y la inteligencia son, ambos, efectos de la Voluntad de
Dios; y que finalmente la verdad evidente de que el plan divino sólo puede desarrollarse a
través de la humanidad misma.

Toda la Invocación se refiere a ese inminente, influyente y revelador depósito de esa energía,
causa inmediata de todos los acontecimientos sobre la madre tierra, que indican el
surgimiento de algo nuevo y mejor; estos acontecimientos muestran el avance de la conciencia
humana hacia una mayor luz.

Esta Invocación es una plegaria mundial, no contiene ninguna demanda personal ni anhelo
invocador transitorio; expresa la necesidad de la humanidad y supera todas las dificultades,

dudas e interrogantes, llegando directamente a la mente y al corazón de aquel en quien
vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, aquel que permanecerá con nosotros hasta el
fin de los tiempos y “hasta que el último cansado peregrino haya encontrado su camino
devuelta al hogar”.

Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya luz a las mentes de los hombres;
Que la Luz descienda a la tierra.

Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,
Que afluya amor a los corazones de los hombres;
Que Cristo retorne a la Tierra.

Desde el centro donde la voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de hombres;
El propósito que los Maestros conocen y sirven.

Desde el centro que llamamos la raza de los hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz;
Y selle la puerta sonde se halla el mal.

Que la luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.

Siempre es un buen momento para recitar esta poderosa plegaria de Amor, Luz y Verdad. Toda intencion Pura se convierte en Luz para nuestro mundo y todos sus habitantes, en los tres reinos, aqui y ahora.

Maximiliano Fernando Boucher

Por Maximiliano Fernando Boucher

Investigador y escritor

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