Hacer ejercicio libera endorfinas«, no sucede únicamente en un gimnasio sino que también en una caminata o en una clase de baile.

La llamada «euforia del corredor» está contrastada científicamente, ya que las endorfinas se generan durante la carrera y se asocian a las áreas límbicas y prefrontales de nuestro cerebro, esas que intervienen cuando estamos enamorados o escuchamos una canción alegre.

Pero para sentir esta euforia, hay que realizar al menos media hora de ejercicio físico intenso. La última moda en los gimnasios ¿es llorar en clase?. ¿Acaso la endorfina nos ha jugado una mala pasada? ¿No se trataba de liberar nuestra mente y de olvidar nuestros problemas mientras quemamos calorías?

Tener disciplina, mantener una alimentación saludable y hacer diariamente ejercicios de 30 minutos de duración se define como «una experiencia catártica para el cuerpo y la mente». No hay ni máquinas ni mancuernas: el propio cuerpo es el único instrumento involucrado.

La clase aúna cardio, ejercicios de respiración y movimientos de fuerza que esculpen los músculos. La instructora te obliga a abandonar la zona de confort para conocer los patrones que se establecen cuando nos encontramos ahí. Se trata de motivar al cliente para ir más allá de donde cree que es posible llegar y abrace así el cambio, que aseguran es tanto físico como mental.

Tendemos a tensar el cuerpo para evitar el dolor o al pasar por experiencias negativas. Por ello, determinados ejercicios liberan los músculos y terminan por desbloquear emociones.

Determinadas posturas, como ‘la postura de la paloma’ realizada en yoga, involucran la cadera, que, según los yoguis, es donde se focalizan las emociones. Esa es la razón por la que muchas personas lloran al hacerla. «Un ejercicio físico centrado en realizar posturas corporales de yoga zen puede liberar distintas emociones y devolver el equilibrio óptimo a las funciones relacionadas con órganos y funciones corporales.

La tristeza, expresada a través del llanto, está relacionada con la energía del intestino grueso y del pulmón. Representada en movimientos o posturas específicas, al combinar la respiración activa y centrarse en la emoción específica, se produce la liberación del estrés emocional al desbloquear la energía atascada.

Liberarnos de nuestras emociones no es malo. Las lágrimas contienen magnesio, potasio y prolactina, por lo que llorar reduce el estrés, ayuda a disminuir el colesterol y da un empujón al sistema inmunológico.

Nada de correr con los cascos para intentar escapar del hecho de que estamos haciendo ejercicio mientras liberamos nuestra mente de las tensiones: hay que convertir el cuerpo en el instrumento hacia la catarsis.

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Por Marina Lalinde

Periodista. Directora general de PrensaPlus

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